Equilibrando su vida
Richard se dio cuenta de que tenía problemas en el gimnasio y de que el mundo le juzgaba por su físico. Richard tomó la decisión de pasar su vida a máxima expensión con su madre, levantando pesas y entrenando, antes de demasiado tiempo. Pippa se siente como si la puerta se hubiera abierto a una vida normal de repente. Richard empezó a hacer las cosas que otros chicos de su edad hacen, por ejemplo, salir con sus amigos y probar distintas comidas que nunca había podido consumir en su menú anterior.
A pesar de que la vida se mostraba apaciguada para Richard, nunca cortó por completo con el gimnasio. Siempre aseguró que tenía un nuevo estilo de vida equilibrado, entrenando de vez en cuando. La falta del dominio sobre Pavel sólo reforzaba la certeza de Richard en sus capacidades para disfrutar de otras cosas al mismo tiempo.