El cliente siempre tiene la razón
No hay nada más frustrante que esperar en el restaurante. Y se pone peor a medida que te da más hambre. Las personas pueden ser bastante impacientes e imprudentes cuando tienen hambre y, a decir verdad, esperar por un servicio durante más de treinta minutos no es nada razonable. Intentamos ser pacientes con los meseros porque sabemos que tienen mucho qué hacer, pero a veces, es demasiado.
Este grupo de personas esperó con paciencia durante treinta minutos sin que ni un solo mesero se acercara, hasta que finalmente decidieron irse, no sin antes expresar lo que pensaban. Con la ayuda de un poco de kétchup y mostaza, dieron a los meseros la oportunidad de repensar su ética de trabajo, mientras limpiaban la mesa. ¿Quién tiene razón?