No es lo que estábamos buscando
¿Recuerdas esos viajes al frente del salón de clases para afilar tu lápiz? Hay pocas cosas en la vida tan satisfactorias como un lápiz perfectamente afilado y, cuando llegas a tocar esa punta de plomo afilada con una hoja de cuaderno en blanco… guau. Simplemente no hay nada como eso. Si lo sabes, lo sabes. Nuestro yo de la escuela primaria ciertamente sabía cómo era la cosa.
Esta abominación, por otro lado… estos lápices merecen ir directamente a la basura. No le desearía la total decepción de sacar esto del afilador ni a mi peor enemigo. Puede que algunos culpen a la persona por su mala técnica de afilado, pero creo que esto no es más que mala suerte. Y un lápiz malo.